viernes, 14 de enero de 2011

El Sendero de Don Juan

Pasajes San Juan 5 (y ya vale!!)

Foto por: Javi García
Texto: Alexandra Feo


Este es El Sendero al Mar, conocido entre los locales como el sendero de Don Juan hoy en día es un pueblo de pescadores y artesanos pintoresco y vibrante donde decenas de pescadores salen cada día al mar a recoger el alimento para sus familiar y para el comercio, la pesca es tan abundante que los huesos y cartílagos de los pescados son utilizados por los artesanos locales para realizar una artesanía típica y autóctona de esta villa, el sustento, la alegría y la salud no faltan, pero no siempre fue así.


Primera Parte

Cuentan los habitantes de estas tierras que un siglo atrás, la oscuridad, la carencia y el hambre gobernaban en esta villa, aunque pretendía igual ser un pueblo pesquero, era muy poco lo que los habitantes podían sacar del mar, poco a poco los habitantes fueron perdiendo toda esperanza y deseo de salir a la mar, los botes pesqueros comenzaban a deteriorarse debido al escaso sustento y lo poco que entraba debía ser destinado a un poco de pan y leche para las familias.

Un día antes de una tormenta que se disipaba a lo lejos se vio un pequeño bote pesquero rojo escarlata arribar a puerto, en el venía un hombre ya anciano con una tez manchada por el sol y manos como robles, desembarcó en el muelle que estaba desolado, todos los habitantes se encontraban en sus casas y la mayoría de los pescadores reunidos en el único bar del pueblo a orillas del puerto donde se podía ver ir y venir todo lo que sucedía fuera. 

El anciano hombre entró al bar, con un simple saludo de cabeza a los presentes se sentó en la barra y ordenó una cerveza.
-       ¿a dónde va?   - pregunto el hombre detrás de la barra -.
-       No voy, vengo - respondió el anciano -, vengo a probar suerte en la mar, las redes no me sacan nada en la villa de al lado desde varios meses y vengo a probar nuevas aguas.
-       No tendrá suerte acá, la mar está seca en estos lados, ya son años sin tener buena pesca, los botes ya no funcionan, las familias tienen hambre y los niños comienzan a enfermarse.
-       Bueno,  probaré de todas formas - respondió el anciano amablemente -
-       ¿Dónde se piensa quedar?
-       En la cima de ese sendero que ve allí.
Se levanto retomando su modesta mochila que consistía en una simple tela que enrollaba sus pocas pertenencias y se dispuso a salir del bar.
-       ¿Cuál es su nombre?
-       Don Juan.

Mientras Don Juan se alejaba por el sendero cuesta arriba la tormenta se desataba tempestuosamente con rayo y centellas sobre el puerto.




Segunda Parte

Un nueva mañana apareció en el  pueblo con un cielo despejado y un horizonte naranja ardiente aún en la oscuridad, 4:30 de la mañana y Don Juan comenzaba a bajar el sendero lentamente como su edad le permitía, llego al puerto, tomo su barca, salio al mar y al final de la tarde ya estaba de vuelta; entró nuevamente en el bar donde se encontraba el mismo cuadro del día anterior a su llegada, los pescadores atentos a su regreso de la jornada y el hombre detrás de la barra ansioso por hacer preguntas.
-       Buenas – dijo Don Juan-
-       Buenas, – respondió el hombre detrás de la barra – ¿tuvo suerte?
-       Así parece, necesitaré un par de hombres que me ayuden a desembarcar la pesca es muy grande y no puedo con ella.
-       ¿Cómo?
-       Muchos Jureles y algunas Palometas.

El bar quedo en silencio, los hombres atónitos miraban la situación incrédulos.

A la siguiente mañana a la misma hora el anciano se disponía nuevamente a partir sendero abajo, esta vez las luces de las casa estaban ya encendidas a temprana hora y mientras el recorría su camino se le unían el resto de los pescadores, de cada rincón de la villa, al tope del sendero, de las callejuelas de la parte baja del puerto, de todas partes, todos se subieron a sus barcas con sus redes preparadas, mas llenos de curiosidad que de esperanza, el hombre detrás de la barra observaba la escena con agrado y desconcierto.

Al final de la tarde todas las barcas regresaban a puerto, esta vez mujeres y niños esperaban ansiosos en la orilla, también el hombre detrás de la barra del bar, por supuesto; las barcas arribaban una a una con los rostros de los pescadores sonrientes, mostrando los pescados mas grandes alzándolos a la vista de todos, mayormente Jureles. El júbilo era enorme el desconcierto también. Día tras día se repetía la misma rutina , muy temprano cada mañana el anciano Don Juan comenzaba a descender por el Sendero al Mar arrastrando a su paso todos los pescadores de la villa guiándolos y llenándoles de expectativa y emoción por la nueva pesca.

Así trascurrieron meses llenos de buenos tiempos y prosperidad, un día  al regreso de la jornada algo faltaba ya las mujeres y niños no esperaban el regreso de los pescadores pues ya se habían acostumbrado a la buenaventura de cada pesca, pero era algo más lo que faltaba, Don Juan y su barca escarlata no arribaban a puerto, los pescadores desembarcaron y esperaron, pero el anciano y su barca no arribaban, algunos salieron de nuevo al mar en busca de Don Juan, regresaron y esperaron nuevamente y Don Juan y su barca no arribaban. Pasadas las horas toda la villa se reunió para salir en busca del anciano, ya era de noche subieron todos a la cima del sendero en donde el anciano se hospedaba en una pequeña casa que el decía quedaba al final de todo, después de la última casa, hasta allá llegaron y para su sorpresa no encontraron ninguna casa, fueron un poco mas allá de la última casa, caminaron un buen rato, pero nada, desierto, ningún destello de casa o civilización, perplejos decidieron embarcar de noche he ir a la villa de al lado de donde él decía venir a ver si había regresado o le habían visto.




Tercera Parte

A temprana hora de la mañana los pescadores regresaban de la villa de al lado con una noticia espeluznante que heló a todos, allá no le conocían, nunca le habían visto, un anciano de esa villa les llevo a ver la tumba de un famoso y ávido pescador, un hombre con la misma descripción de Don Juan que poseía una barca rojo escarlata igual a la que ellos habían visto y que había desaparecido en el mar unos 100 años atrás, los habitantes del pueblo levantaron esa tumba pensando que algún día regresaría y podría descansar allí, la inscripción de la tumba decía:
Don Juan
pescador ávido de Jureles
1820-1913.



Nota del autor: Este historia encerró un verdadero misterio escribirla. Después de terminada fui a la foto en cuestión para ver que titulo le había puesto el fotógrafo, para mi sorpresa se llamaba "Pasaje San Juan" sin que yo hubiese advertido esto antes de nombrar al personaje principal Don Juan ni escoger como título El sendero de Don Juan. O_O

4 comentarios:

  1. Oh!! Es un relato delicioso!!!
    Realmente, el sendero también llevaba hasta el final de tierra, hasta un lugar sin gente, frente al mar abierto :)
    Perfectamente podría recorrerlo Don Juan cada amanecer para bajar hasta el pueblo y zarpar en su bote escarlata...
    Y escalofriante también me ha parecido tu nota!! En cuanto leí el título pensé que te habría inspirado el nombre del lugar, pero veo que fue una intrigante casualidad.... jajaja!! (risa misteriosa).

    Muchas gracias por escoger una de mis fotos!!! Es todo un honor!

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  2. Que bueno Sr. D!!!
    Es maravilloso que te pareciera delicioso, yo disfrute este escrito particularmente, me parece un clásico del misterio, típica historia que te cuentan en Sudamérica desde que eres pequeño, en este etilo hay muchas, nunca fallan para que pases el resto de tu vida con miedo.

    Gracias a ti por prestarnos tu imagen es mucho mas divertido cuando podemos incluir a un tercero.

    Freaky lo de la nota eh? eran las 4 de la mañana cuando estaba en eso, sola en mi estudio.... me quede con todo tenso por varios minutos. jjajajaj.

    Big hugs Javi

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  3. Alex me ha encantado la historia, misteriosa e intrigante y llena de positivismos...un bessote

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  4. ehhy! Mariiiiiiiiiiiiii
    Bienvenida, que agrado.
    love love

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