Foto por: Asún
Enviada por Alexandra Féo
Texto por Victoria Pinto
Para G por su cumpleaños. Gracias por prestarme el nombre, y que aunque no tenga nada que ver con la historia, también es un hombre maravilloso. Feliz Día!
“Por esta ventana de la ciudad de Jerez la Imaginaria, sale un viento helado, como para parar todos los pelos. La decadencia es inevitable. Ha soplado tanto viento como para sacar las cortinas hacia afuera, pero no ha tenido tanta fuerza como para hacerlas volver a entrar. En la calle los transeúntes se cambian de acera para no pasar por el frente, pero la energía es tan fuerte que se siente varios metros a la redonda… La sienten? Y la verdad es que la vida te cambia cuando pasas por el frente de esta ventana, donde un hilo invisible te voltea la cabeza para que escudriñes por unos segundos en la profunda oscuridad que esconden sus paredes.
Aquellos que tienen que ir hacia el centro de la ciudad se inventan excusas para pasar por esta calle y no otra, porque preguntarse es inevitable, que ha pasado allí? Cuál es esa historia? Donde ha quedado la opulencia de este edificio... Porque aunque envejecido se reconoce que ha sido grande en su tiempo, que no se sabe ya si es el mismo tiempo nuestro.”
“Casa real de Don Gonzalo de la Peña” reza una placa que reposa al lado de la puerta. Mis turistas se inclinan sobre ella como tratando de adivinar el paso del tiempo en el oxido que se acumula en las juntas de las bisagras
Yo me detengo sobre la acera y me recuesto sobre la reja de hierro mientras los miro regocijado.
-Y la alcaldía del pueblo no ha intentado su remodelación o su demolición?- Pregunta uno de ellos
-no, se ha dejado en orden escrita, que esta casa debe desaparecer de muerte natural. Y nadie se atrevería a interferir con esa orden.-
-Que quiere decir muerte natural- pregunta otro
-Quiere decir, que hasta que no se caiga la última piedra no se puede utilizar el espacio para ningún otro fin-
-Está bien, ya hemos visto la casa más antigua de la ciudad, ahora llévanos a los sitios interesantes-
Ha llegado el momento de trepar sobre una banca de piedra donde todos me puedan ver y advertir con voz misteriosa
"no soy un guía de lugares! Soy un guía de historias, quiere usted ver más que rejas antiguas y edificios de piedra? ha venido a descubrir el espiiiiritu de esta ciudad? (y lo digo literalmente), si quiere saber lo que esconden las paredes más que lo que cuentan las ventanas.... Acompáñenme"
Y ellos aplauden emocionados. Yo hablo mientras ellos me siguen embelesados
“Don Gonzalo de la Peña... un hombre guapo con mirada escrutadora, se lo pensó mil veces antes de venir a esta ciudad, y es que no se puede hablar de Jerez, la Imaginaria, sin hablar de Don Gonzalo de la Peña.
Vivía con su familia en un pueblo a las afueras, donde paso su niñez haciendo experimentos y aprendiendo a tocar la guitarra con maestría, a los 19 años su destino era un destino más: estaba prácticamente comprometido para casarse y hacerse cargo de los negocios de su padre.
Le gustaba reunirse con sus amigos para tocar acordes nuevos en el centro de la plaza, y así arrullaban las noches tibias de los martes. Más este martes corría un aire distinto, todo el mundo lo notó al ver que Don Gonzalo tocaba unos acordes completamente diferentes e inusitados que nadie parecía haberle enseñado, lo miraban cuestionantes mientras el paseaba sus ojos lejanos por el camino empedrado que venía hacia la plaza donde a unos cuantos metros venía la Señorita Hannah Carmona atraída por la música. Hija de un comerciante del pueblo y educada en Estados Unidos durante toda su vida, estaba recién llegada y carecía de modales tradicionalistas.
Don Gonzalo había recordado su amor por el conocimiento, él que siempre quería conquistar todo lo nuevo, hace mucho que no recibía un estímulo de esta clase. Pasados unos cuantos días Hannah y él se paseaban por las calles agarrados de la mano, se escondían en los rincones oscuros llenos de besos desesperados, ella lo acompañaba mientras el tocaba la guitarra las noches de los martes mientras los demás la observaban como si hubiera sido un animal extraño. Hannah vivía en casa de sus padres donde solo era acompañada por una empleada celestina que veía llegar a Don Gonzalo en la noche… pero nunca le veía salir.
Y así cuando Hannah decidió que era hora de venir a la ciudad Don Gonzalo trato de convencerla de no hacerlo, tenían su vida, sus negocios, su música, sus experimentos, pero Hannah necesitaba el mundo. No era que él nunca hubiera venido a la ciudad, era que estaba demasiado cómodo en su propio mundo. Pero no habría vuelta atrás, Hannah se mudaría a Jerez la Imaginaria, donde había opera, teatro, convenciones y festivales, donde el alcalde era amigo del Rey y donde ella tenía amigas. Lo haría sola o acompañada.
Don Gonzalo puso su casa en venta casi deseando que nadie viniera a preguntar por ella. Pero la casa se vendió. Puso su negocio en venta, casi deseando que a nadie le interesara. Pero el negocio se vendió. Se despidió de su madre y de sus amigos casi deseando que le pidieran que se quedara… pero adivinen… ninguno se lo pidió.
Así llegaron Hannah y Don Gonzalo a Jerez la Imaginaria, un 9 de Julio, ella rebosante de felicidad, y el buscando donde acomodarse. Se instalaron en el Hotel Mediterraneo en esa habitación grande que da a la calle. Al día siguiente Don Gonzalo había comprado para Hannah el edificio del frente, el de al lado de la iglesia… el que vemos aquí.
Y como Hannah y Don Gonzalo eran la pareja de moda, aún en ese tiempo la gente se las ingeniaba para pasar por esta calle, y no otra. Porque Hannah se sentaba en la ventana mientras las cortinas se abombaban con el viento, a saludar a los que pasaban, a leer un libro, a ver el atardecer, qué más da. Cuando se vestía de blanco solía confundirse con una nube que paseaba por el cielo, decían. En las tardes, cuando don Gonzalo volvía hacia su casa la veía siempre en aquella ventana y pensaba que solo eso necesitaba para alegrar el día y para vivir la vida.
Y hoy… era martes, martes de guitarra y Don Gonzalo volvía presuroso hacia su casa para encontrarse con algunos amigos, bajando por la pendiente que llevaba hacia su casa no pudo ver a Hannah como siempre sentada en la ventana. Al llegar a la puerta el corazón se le quiso salir del pecho. Tres hombres con guitarras en sus manos esperaban frente a la puerta. Después de haber tocado varias veces nadie había abierto. Don Gonzalo empujo la puerta angustiado, subió las escaleras a dos pasos solo para encontrar una nota que se mecía con el viento frío que entraba, a punto de salir volando. –“He decidido salir un rato… creo que iré hacia América. Lo he pensado mucho. Las horas del día pasan como años para mí y no puedo soportarlo. Me voy a ir una vez más, pero te prometo que cuando vuelva no me iré nunca otra vez, estaré junto a ti hasta el día que me muera. Volveré. Hannah”-.
La pobre de Hannah, debió haber sospechado que si hablaba de sus intenciones no lograría salir de Jerez la Imaginaria, siempre había sido impulsiva y estaba acostumbrada a vivir la vida sola y sin tener que complacer a nadie más. Don Gonzalo quedo impávido. Calculó que si seguía pensando en el asunto se volvería loco con la espera, y no se podía dar el lujo de perder la cabeza ya que cuando Hannah volviera, el debía estar en sus cinco sentidos para recibirla con el amor más grande del mundo. Tal vez si ella lo sentía no querría volver a irse.
Pero ninguna distracción era suficiente, sentía ganas de echarse a rodar por la montaña cada vez que se acordaba de ella. Se preguntaba sin cesar, cuando volvería?
Dejo su trabajo en el banco y se dedico a construir el primer observatorio de la Ciudad Imaginaria de Jerez, tan concentrado estaba que logro apartar sus pensamientos de Hannah durante algunos días. Cuando nadie lo veía, escudriñaba el puerto desde el observatorio para ver si algún barco nuevo había llegado de América.
Como el observatorio fue tan popular entre los ciudadanos, se hizo íntimo amigo del Alcalde y los diputados de la ciudad. Propuso construir la plaza central, si, la que ahora tiene una rueda de Chicago. La primera la diseño él. Hizo los planos para el primer museo de historia Natural y hasta el mismo armó los huesos de los dinosaurios. Creó el sistema educativo con el que estudian todos los niños de Jerez la Imaginaria ahora. Formó una filarmónica, puso un estudio de cine, organizo el sistema vial y trajo el primer tigre de bengala del zoológico. Si, el tigre que ustedes ven ahora, es biznieto de ese tigre.
Su cabeza corría a cinco mil ideas por segundo, era de lejos el hombre más brillante de la ciudad, y en secreto sus amigos sabían que era el hombre más brillante que quizá verían en todos su viajes por el mundo. Ayudaba a las abuelas con sus paquetes, siempre cedía la silla y era el soltero más codiciado por las mujeres.
Más todos los días a las 6 de la tarde cuando Don Gonzalo iba para su casa, miraba con esperanza hacia la ventana, esperando que Hannah estuviera allí con su cabello flotante, cada día con más esperanza y cada día con más decepción, se daba cuenta de que no estaba. Los martes después de tocar la guitarra iba al observatorio y revisaba si habían llegado barcos nuevos de América... pero Hannah no llegaba.
Un día al descubrirse viejo, achacoso y sin herederos pidió una audiencia con el Rey. Le pidió que conservara su casa intacta aún después de su muerte para que Hannah la encontrara un día como la había dejado. Como había sido un hombre tan útil para todos, el Rey dicto la orden de no tocar el palacete de Don Gonzalo de la Peña hasta que la última piedra se hubiera caído.
Don Gonzalo murió un día mientras observaba el puerto desde el observatorio, toda la ciudad lloró por él, había sido un hombre maravilloso. Su casa empezó a deteriorarse por el abandono hasta que algunos empleados oficiales recibieron la orden de ir a limpiarla y mantenerla. Al entrar, un viento helado los envolvió con fuerza… dicen que en esta casa se siente un escalofrío aterrador.
Arreglaron la cama, cerraron la ventana que da a la calle y limpiaron un poco el polvo antes de salir despavoridos, al alejarse calle arriba oyeron como el estruendo aterrador del viento volvía a abrir la ventana de par en par y hacía que sus cortinas blancas flotaran hacia afuera. Una de las empleadas dice que por unos segundos pudo ver la sombra de Hannah que los miraba con ojos furibundos desde el balcón.
Y es que Jerez la Imaginaria no hubiera sido lo que es hoy sin su partida. Don Gonzalo nunca perdió las esperanzas de que ella volviera, y tenía razón, porque si volvió, y ahí está.
Yo creo que están juntos.”
Aquellos que tienen que ir hacia el centro de la ciudad se inventan excusas para pasar por esta calle y no otra, porque preguntarse es inevitable, que ha pasado allí? Cuál es esa historia? Donde ha quedado la opulencia de este edificio... Porque aunque envejecido se reconoce que ha sido grande en su tiempo, que no se sabe ya si es el mismo tiempo nuestro.”
“Casa real de Don Gonzalo de la Peña” reza una placa que reposa al lado de la puerta. Mis turistas se inclinan sobre ella como tratando de adivinar el paso del tiempo en el oxido que se acumula en las juntas de las bisagras
Yo me detengo sobre la acera y me recuesto sobre la reja de hierro mientras los miro regocijado.
-Y la alcaldía del pueblo no ha intentado su remodelación o su demolición?- Pregunta uno de ellos
-no, se ha dejado en orden escrita, que esta casa debe desaparecer de muerte natural. Y nadie se atrevería a interferir con esa orden.-
-Que quiere decir muerte natural- pregunta otro
-Quiere decir, que hasta que no se caiga la última piedra no se puede utilizar el espacio para ningún otro fin-
-Está bien, ya hemos visto la casa más antigua de la ciudad, ahora llévanos a los sitios interesantes-
Ha llegado el momento de trepar sobre una banca de piedra donde todos me puedan ver y advertir con voz misteriosa
"no soy un guía de lugares! Soy un guía de historias, quiere usted ver más que rejas antiguas y edificios de piedra? ha venido a descubrir el espiiiiritu de esta ciudad? (y lo digo literalmente), si quiere saber lo que esconden las paredes más que lo que cuentan las ventanas.... Acompáñenme"
Y ellos aplauden emocionados. Yo hablo mientras ellos me siguen embelesados
“Don Gonzalo de la Peña... un hombre guapo con mirada escrutadora, se lo pensó mil veces antes de venir a esta ciudad, y es que no se puede hablar de Jerez, la Imaginaria, sin hablar de Don Gonzalo de la Peña.
Vivía con su familia en un pueblo a las afueras, donde paso su niñez haciendo experimentos y aprendiendo a tocar la guitarra con maestría, a los 19 años su destino era un destino más: estaba prácticamente comprometido para casarse y hacerse cargo de los negocios de su padre.
Le gustaba reunirse con sus amigos para tocar acordes nuevos en el centro de la plaza, y así arrullaban las noches tibias de los martes. Más este martes corría un aire distinto, todo el mundo lo notó al ver que Don Gonzalo tocaba unos acordes completamente diferentes e inusitados que nadie parecía haberle enseñado, lo miraban cuestionantes mientras el paseaba sus ojos lejanos por el camino empedrado que venía hacia la plaza donde a unos cuantos metros venía la Señorita Hannah Carmona atraída por la música. Hija de un comerciante del pueblo y educada en Estados Unidos durante toda su vida, estaba recién llegada y carecía de modales tradicionalistas.
Don Gonzalo había recordado su amor por el conocimiento, él que siempre quería conquistar todo lo nuevo, hace mucho que no recibía un estímulo de esta clase. Pasados unos cuantos días Hannah y él se paseaban por las calles agarrados de la mano, se escondían en los rincones oscuros llenos de besos desesperados, ella lo acompañaba mientras el tocaba la guitarra las noches de los martes mientras los demás la observaban como si hubiera sido un animal extraño. Hannah vivía en casa de sus padres donde solo era acompañada por una empleada celestina que veía llegar a Don Gonzalo en la noche… pero nunca le veía salir.
Y así cuando Hannah decidió que era hora de venir a la ciudad Don Gonzalo trato de convencerla de no hacerlo, tenían su vida, sus negocios, su música, sus experimentos, pero Hannah necesitaba el mundo. No era que él nunca hubiera venido a la ciudad, era que estaba demasiado cómodo en su propio mundo. Pero no habría vuelta atrás, Hannah se mudaría a Jerez la Imaginaria, donde había opera, teatro, convenciones y festivales, donde el alcalde era amigo del Rey y donde ella tenía amigas. Lo haría sola o acompañada.
Don Gonzalo puso su casa en venta casi deseando que nadie viniera a preguntar por ella. Pero la casa se vendió. Puso su negocio en venta, casi deseando que a nadie le interesara. Pero el negocio se vendió. Se despidió de su madre y de sus amigos casi deseando que le pidieran que se quedara… pero adivinen… ninguno se lo pidió.
Así llegaron Hannah y Don Gonzalo a Jerez la Imaginaria, un 9 de Julio, ella rebosante de felicidad, y el buscando donde acomodarse. Se instalaron en el Hotel Mediterraneo en esa habitación grande que da a la calle. Al día siguiente Don Gonzalo había comprado para Hannah el edificio del frente, el de al lado de la iglesia… el que vemos aquí.
Y como Hannah y Don Gonzalo eran la pareja de moda, aún en ese tiempo la gente se las ingeniaba para pasar por esta calle, y no otra. Porque Hannah se sentaba en la ventana mientras las cortinas se abombaban con el viento, a saludar a los que pasaban, a leer un libro, a ver el atardecer, qué más da. Cuando se vestía de blanco solía confundirse con una nube que paseaba por el cielo, decían. En las tardes, cuando don Gonzalo volvía hacia su casa la veía siempre en aquella ventana y pensaba que solo eso necesitaba para alegrar el día y para vivir la vida.
Y hoy… era martes, martes de guitarra y Don Gonzalo volvía presuroso hacia su casa para encontrarse con algunos amigos, bajando por la pendiente que llevaba hacia su casa no pudo ver a Hannah como siempre sentada en la ventana. Al llegar a la puerta el corazón se le quiso salir del pecho. Tres hombres con guitarras en sus manos esperaban frente a la puerta. Después de haber tocado varias veces nadie había abierto. Don Gonzalo empujo la puerta angustiado, subió las escaleras a dos pasos solo para encontrar una nota que se mecía con el viento frío que entraba, a punto de salir volando. –“He decidido salir un rato… creo que iré hacia América. Lo he pensado mucho. Las horas del día pasan como años para mí y no puedo soportarlo. Me voy a ir una vez más, pero te prometo que cuando vuelva no me iré nunca otra vez, estaré junto a ti hasta el día que me muera. Volveré. Hannah”-.
La pobre de Hannah, debió haber sospechado que si hablaba de sus intenciones no lograría salir de Jerez la Imaginaria, siempre había sido impulsiva y estaba acostumbrada a vivir la vida sola y sin tener que complacer a nadie más. Don Gonzalo quedo impávido. Calculó que si seguía pensando en el asunto se volvería loco con la espera, y no se podía dar el lujo de perder la cabeza ya que cuando Hannah volviera, el debía estar en sus cinco sentidos para recibirla con el amor más grande del mundo. Tal vez si ella lo sentía no querría volver a irse.
Pero ninguna distracción era suficiente, sentía ganas de echarse a rodar por la montaña cada vez que se acordaba de ella. Se preguntaba sin cesar, cuando volvería?
Dejo su trabajo en el banco y se dedico a construir el primer observatorio de la Ciudad Imaginaria de Jerez, tan concentrado estaba que logro apartar sus pensamientos de Hannah durante algunos días. Cuando nadie lo veía, escudriñaba el puerto desde el observatorio para ver si algún barco nuevo había llegado de América.
Como el observatorio fue tan popular entre los ciudadanos, se hizo íntimo amigo del Alcalde y los diputados de la ciudad. Propuso construir la plaza central, si, la que ahora tiene una rueda de Chicago. La primera la diseño él. Hizo los planos para el primer museo de historia Natural y hasta el mismo armó los huesos de los dinosaurios. Creó el sistema educativo con el que estudian todos los niños de Jerez la Imaginaria ahora. Formó una filarmónica, puso un estudio de cine, organizo el sistema vial y trajo el primer tigre de bengala del zoológico. Si, el tigre que ustedes ven ahora, es biznieto de ese tigre.
Su cabeza corría a cinco mil ideas por segundo, era de lejos el hombre más brillante de la ciudad, y en secreto sus amigos sabían que era el hombre más brillante que quizá verían en todos su viajes por el mundo. Ayudaba a las abuelas con sus paquetes, siempre cedía la silla y era el soltero más codiciado por las mujeres.
Más todos los días a las 6 de la tarde cuando Don Gonzalo iba para su casa, miraba con esperanza hacia la ventana, esperando que Hannah estuviera allí con su cabello flotante, cada día con más esperanza y cada día con más decepción, se daba cuenta de que no estaba. Los martes después de tocar la guitarra iba al observatorio y revisaba si habían llegado barcos nuevos de América... pero Hannah no llegaba.
Un día al descubrirse viejo, achacoso y sin herederos pidió una audiencia con el Rey. Le pidió que conservara su casa intacta aún después de su muerte para que Hannah la encontrara un día como la había dejado. Como había sido un hombre tan útil para todos, el Rey dicto la orden de no tocar el palacete de Don Gonzalo de la Peña hasta que la última piedra se hubiera caído.
Don Gonzalo murió un día mientras observaba el puerto desde el observatorio, toda la ciudad lloró por él, había sido un hombre maravilloso. Su casa empezó a deteriorarse por el abandono hasta que algunos empleados oficiales recibieron la orden de ir a limpiarla y mantenerla. Al entrar, un viento helado los envolvió con fuerza… dicen que en esta casa se siente un escalofrío aterrador.
Arreglaron la cama, cerraron la ventana que da a la calle y limpiaron un poco el polvo antes de salir despavoridos, al alejarse calle arriba oyeron como el estruendo aterrador del viento volvía a abrir la ventana de par en par y hacía que sus cortinas blancas flotaran hacia afuera. Una de las empleadas dice que por unos segundos pudo ver la sombra de Hannah que los miraba con ojos furibundos desde el balcón.
Y es que Jerez la Imaginaria no hubiera sido lo que es hoy sin su partida. Don Gonzalo nunca perdió las esperanzas de que ella volviera, y tenía razón, porque si volvió, y ahí está.
Yo creo que están juntos.”
Vicky!!
ResponderEliminarQué chulísima la historia, por favor!!!
Me has trasladado a otro mundo, a otra ciudad, cuánta melancolía ¡pobre Don Gonzalo!
Me ha encantado, muchísimas gracias por convertir mi foto en una historia tan increíble!
Sois geniales compis!!!
Es preciosa la historia!!! el pobre D. Gonzalo...
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