martes, 15 de mayo de 2012


Foto: The Man of the Tower. Por  Irene Ruscalleda. Gracias!
Enviada por: Javier García
Escrito por: Victoria Pinto (Este escrito tiene "Banda Sonora", lo escribí mientras oía All the Right Moves de One Republic)

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Cada día, a las 5 am.
Todos los días sin faltar un sábado ni un domingo allí estoy, observando a través de la puerta o dando un paseo mientras miro al piso, evaluando mis zapatos brillantes.
Porque no me acuesto hasta que no estén completamente brillantes.
Soy la cara de este edificio, soy la llave de esta puerta y como yo sea así van a juzgar a toda la torre. Eso es lo que me han dicho en los cursos motivacionales que nos regala la organización cada dos semanas, y yo lo creo firmemente y lo repito a cada instante. Yo “poseo” esta torre.
Cuando llego en las mañanas, el otro hombre, el vigilante nocturno, me deja dirigiéndome una mirada de envidia, sabe que lo mejor viene, porque en la noche nada pasa, pero de día… que día! Aquí ocurren más de mil quinientas situaciones asombrosas. Alguna vez el propio presidente de los Estados Unidos apareció de la nada, por una de las puertas que provienen del parqueadero, a mi no me avisaron y no tuve  oportunidad de abrir la boca ni para saludarlo, uno de sus agentes me arrincono contra la pared y me dijo “ahora estamos a cargo, lo tenemos todo controlado” y así me robo mi pequeño cuarto de hora de fama. En otra ocasión el dueño del edificio me habló y luego me dio las gracias cuando impulsé la puerta delante de él. Ese día abordó su auto en la calzada del frente. Fue algo emocionante.
La mayoría piensa que no hablo ingles, pero no, yo soy de aquí, como cualquier otro y si que vengo de Queens pero llego a tiempo y nunca jamás me he retrasado ni cinco minutos. Cuando no hay mucha actividad me paseo por el pasillo lentamente, como rumiando en mis pensamientos, pero en realidad lo mío es ver a la gente pasar.
Soy un hombre muy buscado…
Como director de seguridad y además porque soy el mejor agente turístico para los altos mandos aquí. Yo siempre se donde es qué en esta ciudad, y soy capaz de conseguir un taxi bajo la lluvia a cualquier hora del día. Nunca se ha colado alguien durante mi ronda en más de 15 años de trabajo.
En efecto, me buscan de bastantes edificios, más grandes y mejor pagados, pero nunca he aceptado, este edificio tiene algo que nadie más me puede ofrecer:
Lucciana San Mary,  es esa mujer que hace más de 10 años entro por primera vez y me ha tenido hechizado.
Era 1ro de junio, yo hacia mi ronda normal, paseaba por el lobby analizando a todos los que caminaban afuera, por lo general turistas. De repente una mujer me tomo por sorpresa e intento abrir la puerta, yo le ayude inmediatamente y cuando la vi de frente me quede como loco, me miro con sus ojos cafés muy abiertos y parpadeo con sus pestañas gigantes, no me saludó, pero me dio las gracias por haber abierto la puerta. Luego me enteré de que trabajaba en el 20 y que ese era su primer día.
Normalmente no saluda ni se despide, pero es suficiente con verla mover las piernas y sonreír frente a mi cuando sale con sus compañeros. He resuelto odiarlos a todos por si acaso se quieren acercar a ella más de lo debido. Todavía recuerdo aquella vez que hice que los requisaran a todos para poder entrar solo con Lucciana en el ascensor aprovechando que me necesitaban en IBM.
Yo salude y ella solo dijo “Buenas Tardes”, tiene la voz más dulce que he oído en mi vida. Luego se quedo mirando hacia el infinito, me dio la impresión de que estaba incomoda conmigo.
Hoy este asunto me tiene un poco trastornado, me han hecho una muy buena oferta, quieren que me cambie para un edificio cerca del Central Park, de tan solo 9 pisos y dos ascensores. Yo sería el director del turno nocturno y me pagarían el doble. La puerta siempre permanece cerrada, no tengo siquiera que levantarme para abrirla, solo tengo que presionar un botón… tampoco tendré que conseguir muchos taxis ni cargar paquetes a esa hora.
He estado pensando que si logro hacer un poco más de dinero podría volver un día, entrar por esta misma puerta como un gran hombre de negocios y hacer que Lucciana se fije en mí.
Me pregunto si cuando me vaya ella me extrañará. La mejor forma de hacer que alguien note mi presencia es a veces no estando presente.




6 comentarios:

  1. Yo no he visto a muchos porteros, pero sí que es cierto que cuando he coincidido con alguno de ellos he tenido la sensación de que viven para su trabajo, y su amabilidad y actitud es muy reconfortante. La amabilidad siempre hace sentir cómodo a cualquiera!

    Felicidades, Vicky! Es un relato muy amable :)

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    1. Javi yo he tenido portero tooda mi vida. Y a veces no son muy reconfortantes... de cualquier forma aqui en Colombia siempre decimos que los porteros se creen los dueños del edificio ;)

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    2. Jajaja! Bueno, aquí también hay de "esos"...

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  2. Que excelente historia Victoria!! me encantó y la disfruté muchísimo! cuantas historias y anécdotas deben tener los porteros de edificios. En serio que buena historia, simplemente genial!!
    Gracias Javi por enviar mi foto para que la usaran en este proyecto tan interesante.

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    1. Gracias Irene!!! Ha sido un honor escribir sobre tu foto, es una de las mas inspiradoras que he tenido.

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  3. Me alegro muchísimo Victoria! gracias también!! :)

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